En el mundo laboral de hoy en día, el teletrabajo ha emergido como una pieza clave en la evolución de los modelos de negocio. En UAIOS creemos que el teletrabajo ha transformado no solo la forma en la que las empresas operan, sino también la amplitud de su alcance geográfico.
La pandemia desempeñó un papel fundamental en el cambio de paradigma, permitiendo a UAIOS despegar y expandirse a nivel mundial. Antes, la oferta de talento se limitaba a desarrolladores locales en Madrid y la demanda a clientes de la región, pero el teletrabajo abrió las puertas a una red global de profesionales y clientes en toda Europa y Latinoamérica. Este cambio multiplicó exponencialmente las oportunidades y la cantidad de colaboradores con los que podían interactuar, manteniendo la cohesión cultural y lingüística.
El sector tecnológico y más el desarrollo de software encaja de manera ideal con el teletrabajo, respaldado por herramientas que permiten la eficiencia sin sacrificar la calidad del trabajo. Más que una modalidad, el teletrabajo se ha convertido en una cultura dentro de la empresa, fomentando la autonomía, la independencia y el valor del tiempo personal de cada empleado.
En este sentido, la resistencia de algunas empresas a mantener el teletrabajo me resulta muy desconcertante. La imposición de volver a las oficinas después de haber implementado con éxito modelos de trabajo remoto es algo que me causa, cuanto menos, inquietud. En UAIOS abogamos por la libertad de elección, sin control del tiempo por parte de los empleados, rechazando la idea de imponer un modelo híbrido o forzar el retorno a la oficina.
Es verdad que, como todo en la vida, el teletrabajo también puede suponer alguna desventaja. Uno de los aspectos negativos es el menor contacto humano y las relaciones que este puede establecer, pero nosotros creemos que esta conexión puede establecerse fuera de la oficina, con eventos, formaciones, viajes… Nuestro enfoque es más flexible: las oficinas son espacios disponibles para reuniones presenciales o momentos de mayor concentración, pero sin imposiciones.
El impacto positivo del teletrabajo no se limita a la operatividad y satisfacción de los empleados, sino que también tiene beneficios sociales y medioambientales. En un mundo donde el cambio climático es una de las mayores preocupaciones de las nuevas generaciones es importante poner nuestro granito de arena para lograr una mayor sostenibilidad al reducir los desplazamientos diarios, disminuyendo el tráfico en ciudades grandes.
Además, y aunque este argumento es obvio, sigue siendo fundamental: el teletrabajo facilita la conciliación entre la vida personal y laboral, eliminando la necesidad de dar explicaciones innecesarias a superiores. ¿Por qué renunciar a una vida más cómoda en la que podamos llegar a todo sin extenuarnos?
Pero para que el teletrabajo funcione, tanto para la empresa, como para los trabajadores, es importante marcar objetivos claros, donde la medición del rendimiento se basa en métricas concretas. En UAIOS medimos usando una fórmula en la que valoramos la cantidad de dedicadas y la dificultad del trabajo. Esta orientación a objetivos fomenta la eficiencia, la calidad y una gestión del trabajo transparente.
Nos parece obvio que el mundo avanza hacia un entorno laboral globalizado y, por ello, es fundamental eliminar barreras geográficas en la contratación. Además, el teletrabajo ayuda a avanzar hacia la idea de pagar salarios justos, independientemente de la ubicación geográfica del trabajador.
Por último, el teletrabajo es una característica más de lo que llamamos ‘salario emocional’.En él, el trabajador valora, además del sueldo que recibe, el resto de beneficios que le aporta la empresa y que le hacen la vida un poco más fácil.
En resumen, el teletrabajo se presenta como un avance irreversible en la cultura empresarial, marcando el camino hacia modelos más flexibles, sostenibles y centrados en objetivos.